El cuñado Pablo
He visto a Iglesias insultar a su cuñada por televisión, comparándola con Hitler y diciendo que con ella no se puede hablar y que harán muy bien los medios en no dar voz a gente de su calaña (la de la cuñada, entiéndanme) porque eso pone en peligro la democracia y demás sandeces. El populista confeso, de Laclau y demás, recorre a la sacra autoridad de las autoridades sanitarias (es decir, políticas) cuando le conviene, que es, básicamente, cuando las considera al servicio de su causa. Por eso se dice que el populista no puede gobernar como tal, sino solo como autócrata, pero me temo que este es otro tema.