31.12.21

Problemones de Sánchez

El gobierno necesitaba un empujoncito para mejorar España y parece ser que la pandemia se lo ha dado. Así lo dijo Sánchez y solo le faltó dar a los fallecidos las gracias por palmarla. Por España y por su presidente. 

Las declaraciones de Sánchez me han recordado a ese capítulo de The West Wing donde ante una crisis política que hace olvidar, momentáneamente, la enfermedad que el presidente había escondido a la opinión pública, la portavoz declara que el presidente se siente «aliviado de poder centrarse en lo que de verdad importa». Allí, claro, las declaraciones son un desliz y desatan un escándalo nacional, mientras que aquí, siendo premeditadas y de teleprompter, no pasan de lamentable anécdota recogida en algún triste artículo. Pero ellos tenían a Sorkin y nosotros, por no tener, no tenemos ni a Iván Redondo.

17.12.21

El cuñado Pablo

He visto a Iglesias insultar a su cuñada por televisión, comparándola con Hitler y diciendo que con ella no se puede hablar y que harán muy bien los medios en no dar voz a gente de su calaña (la de la cuñada, entiéndanme) porque eso pone en peligro la democracia y demás sandeces. El populista confeso, de Laclau y demás, recorre a la sacra autoridad de las autoridades sanitarias (es decir, políticas) cuando le conviene, que es, básicamente, cuando las considera al servicio de su causa. Por eso se dice que el populista no puede gobernar como tal, sino solo como autócrata, pero me temo que este es otro tema.

3.12.21

Rufián y la prensa: un poquito de por favor

Para posicionarse en todas las polémicas que hay (¡y las que habrá!) para frenar a la extrema derecha mediática basta con que en lugar de pensar que habría que hacer para frenar el ascenso de Hitler al poder nos limitamos a ver qué hacen nuestros políticos con la excusa de todas las excusas. Basta ver con qué ligera frialdad se usa desde los más altos poderes el victimismo frente a la hostilidad de una prensa que es un becario con un portátil cuando no se limita a transcribir el sermón del día o no se tira por el suelo como si en vez de los pasillos del Congreso fuese la fogata de unos campamentos de verano. Qué pasa, digamos, cuando hace algo parecido a su trabajo y no participa de este plan de desprestigio lento y constante de desprestigio de todas y cada una de las instituciones de la democracia.