27.1.22

Verdades como puños

Hay que ser muy pero que muy cínico o muy pero que muy cobarde para declararse pacifista y partidario de la diplomacia cuando se trata de Vladímir Putin. Y si algo sabemos es que Pablo Iglesias cobarde no es. Aunque se haya cortado la coleta y en Cataluña trabaje de escoba del sistema, Iglesias sigue siendo el azote del régimen. 

 Dice Iglesias que ahora ya no miente. Y tiene su gracia porque dice justo lo contrario, pero provoca el mismo efecto que aquel del chiste filosófico que diciendo "estoy mintiendo" acaba con cualquier posibilidad de creer y de no creer en lo que dice. Será la posverdad, pero qué más dará que mienta como que diga la verdad cuando en realidad ninguna de sus palabras ha ido nunca de eso, sino de "todo es política". Y en política ya se sabe.