Nos recuerdan por ahí que Chaves Nogales entrevistó a Goebbels. Como queriendo decir que entrevistar a Otegi no está tan mal. Se dice a menudo que hay que entrevistar incluso a Hitler como si de Hitler para abajo fuésemos todos entrevistables, pero es justo al revés. Él es el único que seguro que tiene una entrevista y somos todos los demás, de Hitler para abajo, quienes nos la tenemos que ganar. La fama no premia la virtud.
Por eso no está de más recordar que Otegi no es Goebbels y que entrevistarlo a él es mucho menos interesante y por eso mucho más polémico que entrevistar a Goebbels. Están las consideraciones sobre el nivel y la sofisticación de la maldad, porque la de Otegi es más vulgar y simple y por eso mucho menos interesante. Está también la significación histórica, que para qué entrar. Y está finalmente y sobre todo y por la tiranía de la audiencia lo excepcional de la ocasión. La entrevista a Otegi no es interesante porque Otegi ni dice nada interesante ni dice nada nuevo. Quien quiera saber lo que piensa Otegi puede ir a su twitter o leer o escuchar o ver los centenares de entrevistas que ya se le han hecho y se le siguen haciendo. Por eso entrevistar a Otegi es sólo entrevistar a un (actor) político y uno debe cuidarse mucho de conceder entrevistas a estas gentes y de cómo las conduce si no quiere verse convertido en cómplice de su más burda propaganda.