El racismo no es política
Entre Tassotti y Chiellini hay una progresiva y progresista moralización del fútbol que no nos hace mejores ni más buenos pero sí unos tramposetes más cínicos y sutiles. Y es normal y hasta digno de celebración que eso haya beneficiado a naciones digamos que pragmáticas como Inglaterra e Italia, que da la sensación, ya me corregirán los historiadores, que no se toman demasiado en serio porque se toman muy en serio.