7.10.20

Un género de violencia

Por fin celebraban los parlamentarios catalanes un gran logro; ya tienen baños paritarios. Los hay que ni se hablan pero que parecían encantados de poder mear juntos. Y como la política catalana nos da tan pocas alegrías, las que da resultan sospechosas. Porque tengo por sabido que los hombres son un poco sucios y que las mujeres tenían, hasta ahora, el raro privilegio de poder usar sus baños, limpios y segregados. Y también es mala pata que la justicia social que tanto ansían nuestras izquierdas parlamentarias empieza justo por donde perjudica a la mujer.